A la primera vista, "El hijo" aparece como un cuento en que la realidad y la fantasía están mezcladas; sin embargo, en verdad, la realidad ha sido tan horrible que la mente quiere creer que todo está una pesadilla. En su cuento sobre un padre y su hijo, Quiroga demuestra el poder despiadado de la naturaleza. Quiroga personifica la naturaleza, diciendo "Es un poderoso día de verano en Misiones con todo el sol, el calor, y la calma que puede deparar la estación. La naturaleza, plenamente abierta, se siente satisfecha de sí." Por la personificación, Quiroga enfatiza que las fuerzas naturales son imparables y el futuro nunca está cierto. En mi opinión, Quiroga amplifica el horror del fin por su comentario sobre los sentimientos entre el padre y su hijo. El amor paternal está aparente en su miedo. El previsto ocurre cuando Quiroga menciona que el padre sufre de alucinaciones. Finalmente, el autor demuestra sus tendencias fatalistas en el fin con la imagen del padre, sólo en la selva, y el hijo, muerto desde las diez.
Para mí, este cuento es muy semejante al de Lillo sobre la mina, en el sentido que el autor nos da muchas pistas sobre lo que pasará. Quiroga nos señala lo que va a suceder con el hijo desde muy principio, y aún sugiere como el padre reaccionará al descubrir lo que ha pasado. Nos señala en primer lugar por modos figurados – usa la ironía al decir que Juan “a los trece años hubiera dado la vida por poseer una escopeta” (295), que nos hace pensar en el peligro inherente al usar una espada. Después, sigue convocando el trama trágico con la información que “para un padre viudo” como Juan, no hay “otra fe ni esperanza que la vida de su hijo”, una idea cuyas implicaciones son que sin esta sola esperanza, Juan se quedara con absolutamente nada (295). También, el autor nos explica la reacción de la muerte inevitable por Juan cuando desarrolla su historia de tener alucinaciones. Estas alucinaciones nos hace saber que él no puede captar lo que es real y lo que es imaginario, de modo que cuando esa tragedia pasa (y no hay duda que pasará) el padre va a tener dificultades reconociendo que realmente ha pasado. Después, el autor nos dice que el hijo ha muerto explícitamente – “Sólo la realidad fría, terrible y consumada: Ha muerto su hijo…” y otra vez, “…va el padre buscando a su hijo que acaba de morir” (297). Todavía estas confesiones explícitas solamente son pistas, porque el padre todavía piensa que va a encontrar a su hijo, pero añadidas con el conocimiento de las alucinaciones del padre, podemos predecir lo que sucederá. Este acto de presagiar tanto en el cuento da a los lectores un sentido profundo que hay este destino de la muerte del hijo que no puede ser combatido, y es un herramiento bien fuerte, porque después de leer este cuento, me sentí muy triste con la verdad simple que hay muchos problemas que no podamos arreglar.
2 comments:
A la primera vista, "El hijo" aparece como un cuento en que la realidad y la fantasía están mezcladas; sin embargo, en verdad, la realidad ha sido tan horrible que la mente quiere creer que todo está una pesadilla. En su cuento sobre un padre y su hijo, Quiroga demuestra el poder despiadado de la naturaleza. Quiroga personifica la naturaleza, diciendo "Es un poderoso día de verano en Misiones con todo el sol, el calor, y la calma que puede deparar la estación. La naturaleza, plenamente abierta, se siente satisfecha de sí." Por la personificación, Quiroga enfatiza que las fuerzas naturales son imparables y el futuro nunca está cierto. En mi opinión, Quiroga amplifica el horror del fin por su comentario sobre los sentimientos entre el padre y su hijo. El amor paternal está aparente en su miedo. El previsto ocurre cuando Quiroga menciona que el padre sufre de alucinaciones. Finalmente, el autor demuestra sus tendencias fatalistas en el fin con la imagen del padre, sólo en la selva, y el hijo, muerto desde las diez.
Para mí, este cuento es muy semejante al de Lillo sobre la mina, en el sentido que el autor nos da muchas pistas sobre lo que pasará. Quiroga nos señala lo que va a suceder con el hijo desde muy principio, y aún sugiere como el padre reaccionará al descubrir lo que ha pasado. Nos señala en primer lugar por modos figurados – usa la ironía al decir que Juan
“a los trece años hubiera dado la vida por poseer una escopeta” (295), que nos hace pensar en el peligro inherente al usar una espada. Después, sigue convocando el trama trágico con la información que “para un padre viudo” como Juan, no hay “otra fe ni esperanza que la vida de su hijo”, una idea cuyas implicaciones son que sin esta sola esperanza, Juan se quedara con absolutamente nada (295). También, el autor nos explica la reacción de la muerte inevitable por Juan cuando desarrolla su historia de tener alucinaciones. Estas alucinaciones nos hace saber que él no puede captar lo que es real y lo que es imaginario, de modo que cuando esa tragedia pasa (y no hay duda que pasará) el padre va a tener dificultades reconociendo que realmente ha pasado. Después, el autor nos dice que el hijo ha muerto explícitamente – “Sólo la realidad fría, terrible y consumada: Ha muerto su hijo…” y otra vez, “…va el padre buscando a su hijo que acaba de morir” (297). Todavía estas confesiones explícitas solamente son pistas, porque el padre todavía piensa que va a encontrar a su hijo, pero añadidas con el conocimiento de las alucinaciones del padre, podemos predecir lo que sucederá. Este acto de presagiar tanto en el cuento da a los lectores un sentido profundo que hay este destino de la muerte del hijo que no puede ser combatido, y es un herramiento bien fuerte, porque después de leer este cuento, me sentí muy triste con la verdad simple que hay muchos problemas que no podamos arreglar.
Post a Comment